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El Burgo de Osma, en la provincia de Soria, es un destino que combina historia, arquitectura y gastronomía de una manera excepcional. Al recorrer sus calles, uno de los primeros puntos imperdibles es su majestuosa Plaza Mayor, una obra maestra del estilo barroco construida en el siglo XVIII. Esta plaza, típica de la arquitectura castellana, no solo alberga el antiguo ayuntamiento, sino también el imponente Hospital de San Agustín. Desde aquí, la Calle Mayor se extiende conectando con la Catedral, una vía donde podrás disfrutar de la animada vida local, con tiendas, bares y mesones que ofrecen las delicias culinarias de la región. Entre los manjares más representativos destacan los torreznos crujientes, los vinos de la Ribera del Duero y los tradicionales sobadillos y hojaldrados.
Un punto cargado de historia es el Castillo de Osma, una fortaleza del siglo X que fue testigo de importantes batallas durante la Reconquista. Hoy, se puede acceder al castillo por un camino o atravesando el campo, lo que te permitirá disfrutar de una experiencia inmersiva en la naturaleza. Desde las ruinas, las vistas panorámicas son espectaculares, invitándote a reflexionar sobre el legado medieval que sigue vivo en la región.
Además, no puedes dejar de recorrer la antigua muralla, erigida en 1458 bajo las órdenes del obispo Montoya. De la muralla original aún se conserva en buen estado la puerta de San Miguel, un portal a la historia de esta ciudad fortificada. Otro hito imprescindible es la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, que originalmente fue una iglesia románica. En su interior, encontrarás un impresionante conjunto de rejas del siglo XVI, un retablo mayor que deslumbra y el sepulcro de Pedro de Osma, todo envuelto en una atmósfera de devoción artística. No pases por alto la escalera que imita la de la Catedral de Burgos, obra del maestro Diego de Siloé, que añade un toque extra de grandiosidad a este monumento.
No puedes dejar El Burgo de Osma sin disfrutar de su famosa gastronomía. Los platos a base de cerdo, como los célebres torreznos, son un deleite para el paladar. De hecho, la pasión por este manjar es tal que cada año se celebra un campeonato para coronar al mejor torrezno de la región, un evento que reúne a locales y visitantes en torno a esta joya culinaria. También destacan los productos lácteos, como la mantequilla, que son parte esencial del patrimonio gastronómico soriano.
El Burgo de Osma es un destino con una rica herencia histórica y arquitectónica que se aprecia nada más adentrarse en la villa. Un vestigio fundamental que aún persiste es su muralla medieval, construida no solo para defender a sus habitantes de posibles incursiones, sino principalmente para proteger a la población de las epidemias que asolaban la región. Esta muralla, que rodeaba todo el casco urbano en épocas pasadas, sigue en pie en varias secciones y hoy día nos permite acceder al corazón de la villa a través de la Puerta de San Miguel, la única que ha sobrevivido al paso de los siglos. Desde allí, el recorrido te lleva hacia la encantadora Plaza Mayor, donde la imponente Catedral de Nuestra Señora de la Asunción se alza como testigo del esplendor arquitectónico de esta ciudad.
Caminando por la Calle Mayor, una de las arterias más emblemáticas de El Burgo de Osma, se siente la atmósfera castellana en cada rincón. Sus soportales te guían hacia la animada Plaza Mayor, donde se encuentra el antiguo Hospital de San Agustín, una joya barroca del siglo XVIII. Actualmente, este edificio histórico ha sido restaurado para albergar el Centro Cultural de la Villa, con la Oficina de Turismo, la Biblioteca Municipal, diversas salas de exposiciones y el Aula Arqueológica de Uxama. Todo esto lo convierte en un punto neurálgico para la cultura y el conocimiento de la localidad, destacando por su magnífica fachada recientemente restaurada que resplandece como en sus mejores tiempos.
El Burgo de Osma forma parte de la prestigiosa lista de los Pueblos Más Bonitos de España, un reconocimiento bien merecido por su vasto patrimonio. Además de su muralla, su Plaza Mayor y su Catedral, la villa es rica en monumentos históricos como el Palacio Episcopal, el Convento del Carmen, la antigua Universidad de Santa Catalina, el Seminario, la Torre del Agua, el puente romano o la iglesia de Santa Cristina, por mencionar algunos. Cada rincón invita a descubrir la historia que late bajo sus piedras, y el paseo por sus calles se convierte en una experiencia cultural inmersiva.
Para coronar el día, te recomendamos subir a la ermita de las Magdalenas y la Cruz del Siglo, un lugar mágico desde el que se puede contemplar la puesta de sol. El acceso es sencillo, ya sea en coche desde el camino del cementerio o realizando una breve caminata desde la explanada superior de la Sierra de las Magdalenas. Una vez en la cima, a tan solo unos metros a pie se encuentra el mirador de Las Magdalenas, desde donde disfrutarás de vistas impresionantes del paisaje soriano, un cierre perfecto para un día lleno de historia y belleza natural.
El Castillo de Osma es otra parada imprescindible. Levantado en el siglo X sobre las ruinas de una fortificación anterior, este castillo fue testigo de encarnizadas luchas entre moros y cristianos en la época de la Reconquista. Su peculiaridad radica en su origen cristiano, algo poco común en la región, ya que fue el rey Ramiro II de León quien promovió su construcción, y no el reino de Castilla. Con cuatro torres y dos puertas, fue un enclave codiciado que incluso llegó a ser conquistado por el famoso caudillo musulmán Almanzor.
El castillo estaba compuesto por tres recintos amurallados que se adaptaban a la topografía del cerro. Hoy en día, se conservan algunos tramos de murallas y una puerta de acceso, aunque los expertos aún debaten si su diseño original era de arco de medio punto o de herradura. En los extremos del cerro se alzan las torres del homenaje y la torre del Agua, la única que ha resistido en su totalidad, ubicada junto al río Ucero. Este conjunto arquitectónico ofrece una oportunidad única de viajar en el tiempo y entender las diferentes etapas constructivas a lo largo de la historia.
El castillo sufrió importantes daños durante la Guerra de Sucesión Española, especialmente en 1707 cuando gran parte de su muralla occidental fue destruida. A lo largo de los años, fue utilizado como cantera, sus piedras se emplearon para la construcción de la torre de la Catedral y otros edificios en El Burgo de Osma. Sin embargo, gracias a recientes esfuerzos de restauración y consolidación, el castillo ha recobrado parte de su antiguo esplendor. Actualmente, un recorrido por sus ruinas es accesible gracias a la instalación de pasarelas, escaleras y paneles informativos que enriquecen la visita.
A poca distancia del casco urbano se encuentra uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la región, la antigua ciudad de Uxama, también conocida como Uxama Argaela. Situada a lo largo de la carretera N-122, este yacimiento ofrece un fascinante vistazo a la vida en la época romana. Uxama fue una ciudad celtíbera que luego se convirtió en un enclave estratégico romano. Sus restos arqueológicos incluyen los cimientos de edificios, murallas y una cisterna de gran tamaño, que muestran la avanzada ingeniería romana.
El Burgo de Osma es un viaje en el tiempo, una ventana abierta al pasado medieval y una experiencia sensorial completa, donde la historia y el buen comer se encuentran en cada esquina.
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